domingo, 1 de julio de 2007

CORAZÓN DE PALTA

Miro sus rostros y me hablan de esfuerzo
Miro sus ojos y me gritan cansancio.
Miro sus manos y derraman lucha.
Sus cuerpos son ancianos, sus cuerpos son jovenes,
sus cuerpos son adultos y sus colores...
Miro como su silencio es agudo y es penetrante,
miro como levantan cada pieza de su empresa
de mil colores, de mil olores, de mis sensaciones
su empresa que se levanta con los gritos de cada
día, de cada pulmón que resuena y resuena sin parar.
Sin necesidad de aparentar grandes lujos, si tener
quizá el sentido de la opulencia.
Su alimento en la mañana, entre la neblina y
el frío es su fuente de la resistencia.
Yo podría hacer esto cada día?
Yo podría sentir que el frío cala en mis huesos o que
el sol derrite mis pies?...no, indudablemente en este
momento, NO.
Que ínfimos, que miserables, que simples y que básicos
podemos llegar a parecer los seres humanos. Pensando en
nuestros egos heridos, en nuestra noche fría, en nuestra cama
vacía, en nuestro corazón triste, triste por un amor que no es
tuyo...o que quizá no quiere serlo....y mira...y míralos a ellos
míralos a ellos con sus ropajes simples, con sus bolsillos llenos
con su corazón cansado....con la insignia del trabajo.
Yo camino entre lo que separa su rutina y lo que separa su vida.
y pienso...mi rutina; mi rutina también es caminar cada madrugada
de día domingo por entre ellos. Y mi rutina, sin sentido, mi rutina
sin destino y sin camino. Me llena cuando siento los olores, y ellos se convierten en sabores y ellos llenan el aire y el ambiente y por un momento mi mañana huele a limón, huele a manzana, huele a cilantro, huele a cebolla, huele tomate, a lechuga, a papa y repollo.
Y mi mañana posterior a una noche vacía, en la que tu aroma inundo mis pulmones, en que tus ojos hicieron ese enganche que vale más que mil palabras....en esa mañana yo huelo la naturaleza, huelo la fruta, huelo los vegetales, siento el cielo y me lleno de felicidad...me lleno de felicidad aunque se que al doblar la cuadra la feria terminará y mi corazón volverá a ser de palta y mi luminosa y encadenada alma regresará a su trémula oscuridad.

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