Cuando cierro los ojos veo tu rostro, recuerdo esos momentos
en que
estas mirando mi cuerpo desnudo cuando esta frente a ti
Miro mis manos y siento la textura
de tu espalda,
pienso en el roce de tu cuerpo, que me hace sentir la plenitud.
Pienso en el calor de tus manos
cuando me tocas,
cuando en lo profundo de la noche dormida me abrazas y tu respiración
se posa en mi nuca,
y el sabor de tu aliento me envuelve en un dulce sueño.
Cuando estoy contigo el deseo que
se libera en mi interior es,
como fuego,
como brazas,
como lava que hierve en mis
venas.
El deseo que solo se apaga cuando
me llevas al limite del placer que se oculta en mi cuerpo,
que se libera con
el vaivén que provocas cuando te siento.
Ahí en ese espacio compartido,
en
ese lugar que no es solo mío.
Pero que cuando estoy contigo me pertenece por
completo,
me pierdo ante la única misión de complacer tus deseos.
Cuando cierro los ojos puedo oler
el perfume de tu cuerpo,
y en mi estómago un mar de mariposas baila ante la sensación
esperanzadora
de volver a sentirte junto a mí;
espero el momento de tu encuentro
sigilosa, ansiosa, paciente…
tratando de parecer indiferente a tu mirada.
Tratando de aparentar al exterior
que no te siento,
que no te deseo,
con la intensidad que el mar desea al cielo,
con la intensidad que la luna quiere reflejarse en el océano
Y vuelo libremente por el cielo oscuro y cálido que se construye en mi mente.
Y vuelo libremente por el cielo oscuro y cálido que se construye en mi mente.
